(Sección 1)
Parece que losgitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: nacen depadres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones y, finalmente,salen con ser ladrones corrientes y molientes a todo ruedo; y la gana delhurtar y el hurtar son en ellos como acidentes inseparables, que no se quitansino con la muerte.
Una, pues, destanación, gitana vieja, que podía ser jubilada en la ciencia de Caco, crió unamuchacha en nombre de nieta suya, a quien puso nombre Preciosa, y a quienenseñó todas sus gitanerías y modos de embelecos y trazas de hurtar. Salió latal Preciosa la más única bailadora que se hallaba en todo el gitanismo, y lamás hermosa y discreta que pudiera hallarse, no entre los gitanos, sino entrecuantas hermosas y discretas pudiera pregonar la fama. Ni los soles, ni losaires, ni todas las inclemencias del cielo, a quien más que otras gentes estánsujetos los gitanos, pudieron deslustrar su rostro ni curtir las manos; y loque es más, que la crianza tosca en que se criaba no descubría en ella sino sernacida de mayores prendas que de gitana, porque era en estremo cortés y bienrazonada. Y, con todo esto, era algo desenvuelta, pero no de modo quedescubriese algún género de deshonestidad; antes, con ser aguda, era tanhonesta, que en su presencia no osaba alguna gitana, vieja ni moza, cantarcantares lascivos ni decir palabras no buenas. Y, finalmente, la abuela conocióel tesoro que en la nieta tenía; y así, determinó el águila vieja sacar a volarsu aguilucho y enseñarle a vivir por sus uñas.
Salió Preciosarica de villancicos, de coplas, seguidillas y zarabandas, y de otros versos, especialmentede romances, que los cantaba con especial donaire. Porque su taimada abuelaechó de ver que tales juguetes y gracias, en los pocos años y en la muchahermosura de su nieta, habían de ser felicísimos atractivos e incentivos paraacrecentar su caudal; y así, se los procuró y buscó por todas las vías quepudo, y no faltó poeta que se los diese: que también hay poetas que se acomodancon gitanos, y les venden sus obras, como los hay para ciegos, que les fingenmilagros y van a la parte de la ganancia. De todo hay en el mundo, y esto de lahambre tal vez hace arrojar los ingenios a cosas que no están en el mapa.
Crióse Preciosaen diversas partes de Castilla, y, a los quince años de su edad, su abuelaputativa la volvió a la Corte y a su antiguo rancho, que es adondeordinariamente le tienen los gitanos, en los campos de Santa Bárbara, pensandoen la Corte vender su mercadería, donde todo se compra y todo se vende. Y laprimera entrada que hizo Preciosa en Madrid fue un día de Santa Ana, patrona y abogadade la villa, con una danza en que iban ocho gitanas, cuatro ancianas y cuatromuchachas, y un gitano, gran bailarín, que las guiaba. Y, aunque todas ibanlimpias y bien aderezadas, el aseo de Preciosa era tal, que poco a poco fueenamorando los ojos de cuantos la miraban. De entre el son del tamborín ycastañetas y fuga del baile salió un rumor que encarecía la belleza y donairede la gitanilla, y corrían los muchachos a verla y los hombres a mirarla. Perocuando la oyeron cantar, por ser la danza cantada, ¡allí fue ello! Allí sí quecobró aliento la fama de la gitanilla, y de común consentimiento de losdiputados de la fiesta, desde luego le señalaron el premio y joya de la mejordanza; y cuando llegaron a hacerla en la iglesia de Santa María, delante de laimagen de Santa Ana, después de haber bailado todas, tomó Preciosa unassonajas, al son de las cuales, dando en redondo largas y ligerísimas vueltas,cantó el romance siguiente:
Árbolpreciosísimo
que tardó en darfruto
años que pudieron
cubrirle de luto,
y hacer losdeseos
del consortepuros,
contra suesperanza
no muy bienseguros;
de cuyo tardarse
nació aqueldisgusto
que lanzó deltemplo
al varón másjusto;
santa tierraestéril,
que al caboprodujo
toda laabundancia
que sustenta elmundo;
casa de moneda,
do se forjó elcuño
que dio a Dios laforma
que como hombretuvo;
madre de una hija
en quien quiso ypudo
mostrar Diosgrandezas
sobre humanocurso.
Por vos y porella
sois, Ana, elrefugio
do van porremedio
nuestrosinfortunios.
En cierta manera,
tenéis, no lodudo,
sobre el Nieto,imperio
pïadoso y justo.
A ser comunera
del alcázar sumo,
fueran milparientes
con vos deconsuno.
¡Qué hija,y qué nieto,
y qué yerno! Alpunto,
a ser causajusta,
cantáradestriunfos.
Pero vos,humilde,
fuistes elestudio
donde vuestraHija
hizo humildescursos;
y agora a sulado,
a Dios el másjunto,
gozáis de laalteza
que apenasbarrunto.
El cantar dePreciosa fue para admirar a cuantos la escuchaban. Unos decían: ''¡Dios tebendiga la muchacha!''. Otros: ''¡Lástima es que esta mozuela sea gitana! Enverdad, en verdad, que merecía ser hija de un gran señor''. Otros había másgroseros, que decían: ''¡Dejen crecer a la rapaza, que ella hará de las suyas!¡A fe que se va añudando en ella gentil red barredera para pescar corazones!''Otro, más humano, más basto y más modorro, viéndola andar tan ligera en elbaile, le dijo: ''¡A ello, hija, a ello! ¡Andad, amores, y pisad el polvitoatán menudito!'' Y ella respondió, sin dejar el baile: ''¡Y pisarélo yo atánmenudó!''
Acabáronse lasvísperas y la fiesta de Santa Ana, y quedó Preciosa algo cansada, pero tancelebrada de hermosa, de aguda y de discreta y de bailadora, que a corrillos sehablaba della en toda la Corte. De allí a quince días, volvió a Madrid conotras tres muchachas, con sonajas y con un baile nuevo, todas apercebidas deromances y de cantarcillos alegres, pero todos honestos; que no consentíaPreciosa que las que fuesen en su compañía cantasen cantares descompuestos, niella los cantó jamás, y muchos miraron en ello y la tuvieron en mucho.
Nunca se apartabadella la gitana vieja, hecha su Argos, temerosa no se la despabilasen y traspusiesen;llamábala nieta, y ella la tenía por abuela. Pusiéronse a bailar a la sombra enla calle de Toledo, y de los que las venían siguiendo se hizo luego un grancorro; y, en tanto que bailaban, la vieja pedía limosna a los circunstantes, yllovían en ella ochavos y cuartos como piedras a tablado; que también lahermosura tiene fuerza de despertar la caridad dormida.
Acabado el baile,dijo Preciosa:
Si me dancuatro cuartos, les cantaré un romance yo sola, lindísimo en estremo, que tratade cuando la Reina nuestra señora Margarita salió a misa de parida enValladolid y fue a San Llorente; dígoles que es famoso, y compuesto por unpoeta de los del número, como capitán del batallón.
Apenas hubo dichoesto, cuando casi todos los que en la rueda estaban dijeron a voces:
¡Cántale,Preciosa, y ves aquí mis cuatro cuartos!
Y así granizaronsobre ella cuartos, que la vieja no se daba manos a cogerlos. Hecho, pues, suagosto y su vendimia, repicó Preciosa sus sonajas y, al tono correntío yloquesco, cantó el siguiente romance:
Salió amisa de parida
la mayor reina deEuropa,
en el valor y enel nombre
rica y admirablejoya.
Como los ojos selleva,
se lleva lasalmas todas
de cuantos mirany admiran
su devoción y supompa.
Y, para mostrarque es parte
del cielo en latierra toda,
a un lado llevael sol de Austria,
al otro, latierna Aurora.
A sus espaldas lesigue
un Lucero que adeshora
salió, la nochedel día
que el cielo y latierra lloran.
Y si en el cielohay estrellas
que lucientescarros forman,
en otros carrossu cielo
vivas estrellasadornan.
Aquí el ancianoSaturno
la barba pule yremoza,
y, aunque estardo, va ligero;
que el placercura la gota.
El dios parlerova en lenguas
lisonjeras yamorosas,
y Cupido encifras varias,
que rubíes yperlas bordan.
Allí va elfurioso Marte
en la personacuriosa
de más de ungallardo joven,
que de su sombrase asombra.
Junto a la casadel Sol
va Júpiter; queno hay cosa
difícil a laprivanza
fundada enprudentes obras.
Va la Luna en lasmejillas
de una y otrahumana diosa;
Venus casta, enla belleza
de las que estecielo forman.
PequeñuelosGanimedes
cruzan, van,vuelven y tornan
por el cintotachonado
de esta esferamilagrosa.
Y, para que todoadmire
y todo asombre,no hay cosa
que de liberal nopase
hasta el estremode pródiga.
Milán con susricas telas
allí va en vistacuriosa;
las Indias consus diamantes,
y Arabia con susaromas.
Con los malintencionados
va la envidiamordedora,
y la bondad enlos pechos
de la lealtadespañola.
La alegríauniversal,
huyendo de lacongoja,
calles y plazasdiscurre,
descompuesta ycasi loca.
A mil mudasbendiciones
abre el silenciola boca,
y repiten losmuchachos
lo que loshombres entonan.
Cuál dice:''Fecunda vid,
crece, sube,abraza y toca
el olmo felicetuyo
que mil siglos tehaga sombra
para gloria de timisma,
para bien deEspaña y honra,
para arrimo de laIglesia,
para asombro deMahoma''.
Otra lengua clamay dice:
''Vivas, ¡ohblanca paloma!,
que nos has dedar por crías
águilas dedos coronas,
para ahuyentar delos aires
las de rapiñafuriosas;
para cubrir consus alas
a las virtudesmedrosas''.
Otra, másdiscreta y grave,
más aguda y máscuriosa
dice, vertiendoalegría
por los ojos y laboca:
''Esta perla quenos diste,
nácar de Austria,única y sola,
¡qué demáquinas que rompe!,
¡qué [de]disignios que corta!,
¡qué deesperanzas que infunde!,
¡qué dedeseos mal logra!,
¡qué detemores aumenta!,
¡qué depreñados aborta!''
En esto, se llegóal templo
del Fénix santoque en Roma
fue abrasado, yquedó vivo
en la fama y enla gloria.
A la imagen de lavida,
a la del cieloSeñora,
a la que por serhumilde
las estrellaspisa agora,
a la Madre yVirgen junto,
a la Hija y a laEsposa
de Dios, hincadade hinojos,
Margarita asírazona:
''Lo que me hasdado te doy,
mano siempredadivosa;
que a do falta elfavor tuyo,
siempre lamiseria sobra.
Las primicias demis frutos
te ofrezco,Virgen hermosa:
tales cuales sonlas mira,
recibe, ampara ymejora.
A su padre teencomiendo,
que, humanoAtlante, se encorva
al peso de tantosreinos
y de climas tanremotas.
Sé que el corazóndel Rey
en las manos deDios mora,
y sé que puedescon Dios
cuanto quierespiadosa''.
Acabada estaoración,
otra semejanteentonan
himnos y vocesque muestran
que está en elsuelo la Gloria.
Acabados losoficios
con realesceremonias,
volvió a su puntoeste cielo
y esferamaravillosa.
Apenas acabóPreciosa su romance, cuando del ilustre auditorio y grave senado que la oía, demuchas se formó una voz sola que dijo:
¡Torna acantar, Preciosica, que no faltarán cuartos como tierra!
Más de docientaspersonas estaban mirando el baile y escuchando el canto de las gitanas, y en lafuga dél acertó a pasar por allí uno de los tinientes de la villa, y, viendotanta gente junta, preguntó qué era; y fuele respondido que estaban escuchandoa la gitanilla hermosa, que cantaba. Llegóse el tiniente, que era curioso, y escuchóun rato, y, por no ir contra su gravedad, no escuchó el romance hasta la fin;y, habiéndole parecido por todo estremo bien la gitanilla, mandó a un paje suyodijese a la gitana vieja que al anochecer fuese a su casa con las gitanillas,que quería que las oyese doña Clara, su mujer. Hízolo así el paje, y la viejadijo que sí iría.
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