La gitanilla 07_Miguel de Cervantes Saavedra(塞万提斯《吉普赛姑娘》 07)

2019-07-28 10:10:0016:55 67
声音简介

(Sección 7)

 

Llegóse el día,visitó al mordido; preguntóle cómo se llamaba y adónde iba, y cómo caminaba tantarde y tan fuera de camino; aunque primero le preguntó cómo estaba, y si sesentía sin dolor de las mordeduras. A lo cual respondió el mozo que se hallabamejor y sin dolor alguno, y de manera que podía ponerse en camino. A lo dedecir su nombre y adónde iba, no dijo otra cosa sino que se llamaba AlonsoHurtado, y que iba a Nuestra Señora de la Peña de Francia a un cierto negocio,y que por llegar con brevedad caminaba de noche, y que la pasada había perdidoel camino, y acaso había dado con aquel aduar, donde los perros que leguardaban le habían puesto del modo que había visto.

No le pareció aAndrés legítima esta declaración, sino muy bastarda, y de nuevo volvieron ahacerle cosquillas en el alma sus sospechas; y así, le dijo:

­Hermano,si yo fuera juez y vos hubiérades caído debajo de mi jurisdición por algúndelito, el cual pidiera que se os hicieran las preguntas que yo os he hecho, larespuesta que me habéis dado obligara a que os apretara los cordeles. Yo noquiero saber quién sois, cómo os llamáis o adónde vais; pero adviértoos que, sios conviene mentir en este vuestro viaje, mintáis con más apariencia de verdad.Decís que vais a la Peña de Francia, y dejáisla a la mano derecha, más atrásdeste lugar donde estamos bien treinta leguas; camináis de noche por llegarpresto, y vais fuera de camino por entre bosques y encinares que no tienensendas apenas, cuanto más caminos. Amigo, levantaos y aprended a mentir, yandad en hora buena. Pero, por este buen aviso que os doy, ¿no me diréis unaverdad? (que sí diréis, pues tan mal sabéis mentir) Decidme: ¿sois por venturauno que yo he visto muchas veces en la Corte, entre paje y caballero, que teníafama de ser gran poeta; uno que hizo un romance y un soneto a una gitanilla quelos días pasados andaba en Madrid, que era tenida por singular en la belleza?Decídmelo, que yo os prometo por la fe de caballero gitano de guardaros elsecreto que vos viéredes que os conviene. Mirad que negarme la verdad, de queno sois el que yo digo, no llevaría camino, porque este rostro que yo veo aquíes el que vi en Madrid. Sin duda alguna que la gran fama de vuestroentendimiento me hizo muchas veces que os mirase como a hombre raro e insigne,y así se me quedó en la memoria vuestra figura, que os he venido a conocer porella, aun puesto en el diferente traje en que estáis agora del en que yo os vientonces. No os turbéis; animaos, y no penséis que habéis llegado a un pueblode ladrones, sino a un asilo que os sabrá guardar y defender de todo el mundo.Mirad, yo imagino una cosa, y si es ansí como la imagino, vos habéis topado convuestra buena suerte en haber encontrado conmigo. Lo que imagino es que,enamorado de Preciosa, aquella hermosa gitanica a quien hicisteis los versos,habéis venido a buscarla, por lo que yo no os tendré en menos, sino en muchomás; que, aunque gitano, la esperiencia me ha mostrado adónde se estiende lapoderosa fuerza de amor, y las transformaciones que hace hacer a los que cogedebajo de su jurisdición y mando. Si esto es así, como creo que sin duda lo es,aquí está la gitanica.

­Sí, aquíestá, que yo la vi anoche ­dijo el mordido; razón con que Andrés quedó comodifunto, pareciéndole que había salido al cabo con la confirmación de sussospechas­. Anoche la vi ­tornó a referir el mozo­, pero no me atreví a decirlequién era, porque no me convenía.

­Desamanera ­dijo Andrés­, vos sois el poeta que yo he dicho.

­Sí soy­replicó el mancebo­; que no lo puedo ni lo quiero negar. Quizá podía ser quedonde he pensado perderme hubiese venido a ganarme, si es que hay fidelidad enlas selvas y buen acogimiento en los montes.

­Hayle, sinduda ­respondió Andrés­, y entre nosotros, los gitanos, el mayor secreto delmundo. Con esta confianza podéis, señor, descubrirme vuestro pecho, quehallaréis en el mío lo que veréis, sin doblez alguno. La gitanilla es parientamía, y está sujeta a lo [que] quisiere hacer della; si la quisiéredes poresposa, yo y todos sus parientes gustaremos dello; y si por amiga, no usaremosde ningún melindre, con tal que tengáis dineros, porque la codicia por jamássale de nuestros ranchos.

­Dinerostraigo ­respondió el mozo­: en estas mangas de camisa que traigo ceñida por elcuerpo vienen cuatrocientos escudos de oro.

Éste fue otrosusto mortal que recibió Andrés, viendo que el traer tanto dinero no era sinopara conquistar o comprar su prenda; y, con lengua ya turbada, dijo:

­Buenacantidad es ésa; no hay sino descubriros, y manos a labor, que la muchacha, queno es nada boba, verá cuán bien le está ser vuestra.

­¡Ay amigo!­dijo a esta sazón el mozo­, quiero que sepáis que la fuerza que me ha hechomudar de traje no es la de amor, que vos decís, ni de desear a Preciosa, quehermosas tiene Madrid que pueden y saben robar los corazones y rendir las almastan bien y mejor que las más hermosas gitanas, puesto que confieso que lahermosura de vuestra parienta a todas las que yo he visto se aventaja. Quien metiene en este traje, a pie y mordido de perros, no es amor, sino desgracia mía.

Con estas razonesque el mozo iba diciendo, iba Andrés cobrando lo[s] espíritus perdidos,pareciéndole que se encaminaban a otro paradero del que él se imaginaba; ydeseoso de salir de aquella confusión, volvió a reforzarle la seguridad con quepodía descubrirse; y así, él prosiguió diciendo:

­«Yo estabaen Madrid en casa de un título, a quien servía no como a señor, sino como apariente. Éste tenía un hijo, único heredero suyo, el cual, así por elparentesco como por ser ambos de una edad y de una condición misma, me tratabacon familiaridad y amistad grande. Sucedió que este caballero se enamoró de unadoncella principal, a quien él escogiera de bonísima gana para su esposa, si notuviera la voluntad sujeta, como buen hijo, a la de sus padres, que aspiraban acasarle más altamente; pero, con todo eso, la servía a hurto de todos los ojosque pudieran, con las lenguas, sacar a la plaza sus deseos; solos los míos erantestigos de sus intentos. Y una noche, que debía de haber escogido la desgraciapara el caso que ahora os diré, pasando los dos por la puerta y calle destaseñora, vimos arrimados a ella dos hombres, al parecer, de buen talle. Quisoreconocerlos mi pariente, y apenas se encaminó hacia ellos, cuando echaron conmucha ligereza mano a las espadas y a dos broqueles, y se vinieron a nosotros,que hicimos lo mismo, y con iguales armas nos acometimos. Duró poco lapendencia, porque no duró mucho la vida de los dos contrarios, que, de dosestocadas que guiaron los celos de mi pariente y la defensa que yo le hacía,las perdieron (caso estraño y pocas veces visto). Triunfando, pues, de lo queno quisiéramos, volvimos a casa, y, secretamente, tomando todos los dineros quepodimos, nos fuimos a San Jerónimo, esperando el día, que descubriese losucedido y las presunciones que se tenían de los matadores. Supimos que denosotros no había indicio alguno, y aconsejáronnos los prudentes religiosos quenos volviésemos a casa, y que no diésemos ni despertásemos con nuestra ausenciaalguna sospecha contra nosotros. Y, ya que estábamos determinados de seguir suparecer, nos avisaron que los señores alcaldes de Corte habían preso en su casaa los padres de la doncella y a la misma doncella, y que entre otros criados aquien tomaron la confesión, una criada de la señora dijo cómo mi parientepaseaba a su señora de noche y de día; y que con este indicio habían acudido abuscarnos, y, no hallándonos, sino muchas señales de nuestra fuga, se confirmóen toda la Corte ser nosotros los matadores de aquellos dos caballeros, que loeran, y muy principales. Finalmente, con parecer del conde mi pariente, y delde los religiosos, después de quince días que estuvimos escondidos en elmonasterio, mi camarada, en hábito de fraile, con otro fraile se fue la vueltade Aragón, con intención de pasarse a Italia, y desde allí a Flandes, hasta veren qué paraba el caso. Yo quise dividir y apartar nuestra fortuna, y que nocorriese nuestra suerte por una misma derrota; seguí otro camino diferente delsuyo, y, en hábito de mozo de fraile, a pie, salí con un religioso, que me dejóen Talavera; desde allí aquí he venido solo y fuera de camino, hasta que anochellegué a este encinal, donde me ha sucedido lo que habéis visto. Y si preguntépor el camino de la Peña de Francia, fue por responder algo a lo que se mepreguntaba; que en verdad que no sé dónde cae la Peña de Francia, puesto que séque está más arriba de Salamanca.»

­Así esverdad ­respondió Andrés­, y ya la dejáis a mano derecha, casi veinte leguas deaquí; porque veáis cuán derecho camino llevábades si allá fuérades.

­El que yopensaba llevar ­replicó el mozo­ no es sino a Sevilla; que allí tengo uncaballero ginovés, grande amigo del conde mi pariente, que suele enviar aGénova gran cantidad de plata, y llevo disignio que me acomode con los que lasuelen llevar, como uno dellos; y con esta estratagema seguramente podré pasarhasta Cartagena, y de allí a Italia, porque han de venir dos galeras muy prestoa embarcar esta plata. Ésta es, buen amigo, mi historia: mirad si puedo decirque nace más de desgracia pura que de amores aguados. Pero si estos señoresgitanos quisiesen llevarme en su compañía hasta Sevilla, si es que van allá, yose lo pagaría muy bien; que me doy a entender que en su compañía iría másseguro, y no con el temor que llevo.

­Síllevarán ­respondió Andrés­; y si no fuéredes en nuestro aduar, porque hastaahora no sé si va al Andalucía, iréis en otro que creo que habemos de topardentro de dos días, y con darles algo de lo que lleváis, facilitaréis con ellosotros imposibles mayores.


用户评论

表情0/300
喵,没有找到相关结果~
暂时没有评论,下载喜马拉雅与主播互动
猜你喜欢
Chat LA

坐标洛杉矶的坐标洛杉矶的两名生活观察家,分享30+女性的生活日常、职场心得与成长感悟。我们相信,生活中的每一次经历都有独特的意义,而倾听不同的声音与经历,也是我...

by:ChatLA

La Religieuse

«Tuezplutôtvotrefillequedel’emprisonnerdansuncloître,oui,tuez-la.»A...

by:Omar麻麻